El pasado año 2012, por fin, nuestro Señor Jesús Nazareno recorrió las calles de Alzira a hombros de sus cofrades. Un sueño perseguido por la M.I.Archicofradía desde hacía muchos años y que, gracias a la iniciativa de la presidenta Remedios Pau, de su Junta Directiva y al esfuerzo realizado por los cofrades, se hizo realidad.
Bendecida la nueva custodia por D. Enrique Masià, emprendió su primera marcha la noche del traslado. Una noche que será difícil de olvidar para los que, como yo, estuvimos debajo de una de las barras de la custodia. Ese apoyo que nos dieron nuestros hermanos de la Hermandad de Caballeros del Santo Sepulcro, y el clamor de la gente que observaba, nos llenó de orgullo e hizo el momento inigualable.
La Procesión del Santo Entierro, el Viernes Santo, nos resultó muy dura. Eramos 40 hombres y mujeres cargando a hombros a Nuestro Señor. Sin turnos. Solo nosotros, el peso de más de 600 kg, mucha distancia ... pero con una gran fuerza y muchísimas ganas. Los descansos eran necesarios; el sudor recorría nuestros capuchones, los hombros desencajados, las rodillas temblaban, la espalda se resentía. Pero la gente que nos veía, lloraba, aplaudía, nos daba su fuerza para continuar. Llegamos a la puerta de Flores Paquita donde nos esperaba una lluvia de pétalos y una saeta al son de las trompetas, ¡qué emoción!, no dejamos la custodia en el suelo, de pie, cargados con ella, la hicimos bailar al son de las esas maravillosas trompetas. Esa era la energía que necesitábamos para continuar. Enfilamos la última recta para llegar a nuestro destino, nuestros cuerpos flaqueaban. Llegamos por fin a la puerta de la Iglesia Virgen del Lluch, descansamos, nos quitamos las capuchas, recuperamos el aliento...
¡Lo conseguimos!
 
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